viernes, 23 de julio de 2010

RUPTURA ABSURDA

OSCAR ANDRADE ESPINOZA
¿Por qué el gobierno colombiano espero justo este momento para hacer denuncias en la OEA, sobre presunta incursión guerrillera, en la sierra de Perijá, en territorio venezolano?. ¿No tenía mucho tiempo esa situación en esos predios?.

El 7 de agosto, Álvaro Uribe Vélez deja la presidencia de Colombia. Esa fecha, asume Juan Manuel Santos, quien fuera su ministro de la Defensa antes de ser candidato presidencial por el partido de la U, que ambos militan.
Pero Uribe le deja un regalito a Santos: la ruptura de las relaciones diplomáticas con Venezuela. Ah, pero realmente el regalo no es del paisa sino del sabanetero, Hugo Chávez Frías.
El comandante presidente cayó en la provocación. Se apresuró en romper relaciones con una nación con la cual tenemos vínculos intrínsecos. Entre los dos países, cuya frontera común es de 2 mil 219 kilómetros, se había producido un importante intercambio comercial; desde el hermano país llegaban productos alimentarios y ropa, entre otros, con beneficios económicos para los compradores de nuestro país. Desde acá se negoció la gasolina hacia Colombia a precios asequibles, porque allá es sumamente cara.
En agosto de 2009, a raíz del anuncio sobre las bases militares estadounidenses en Colombia, hecho por el gobierno de ese  país, el presidente Chávez decidió congelar las relaciones comerciales con el vecino. Desde ese momento, ha crecido el contrabando de extracción. Muchos productos que se venden o se producen en Venezuela -sobre todo comida de Mercal o Pdval- se desvían a Colombia.
Se crea así una sangría en el presupuesto de los venezolanos. Los precios de los productos se encarecen. Se supone que en Mercal o en Pdval los alimentos se ofertan a precios accesibles. Pero al ser extraídos a Colombia, aquí en Venezuela no se consiguen. Están escasos también en los supermercados y hay que comprarlos en el mercado negro. Recuerden la margarina, cuyo tarro de 500 gramos se adquiere a veinte bolívares en un espacio buhoneril, aunque usted no lo crea...
Las reses colombianas ya no han vuelto a ser negociadas en nuestro país. Al no obtenerlas para comerciar la carne, se apela a las vacas argentinas, más costosas. Por lo tanto, el kilo de carne será aún más caro.
Con la absurda ruptura de las relaciones entre Colombia y Venezuela no gana nadie. Ni siquiera la cabeza visible de este lado. Dudamos, desde esta humilde tribuna, que el hermano país pretenda, una vez que asuma Santos la presidencia, retomar las relaciones. Esa ruptura es demasiado para ellos. Aún cuando a los vecinos les convendría, para colocar sus productos en Venezuela y lograr ganancias. Pero a veces puede más el orgullo...

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