Oscar Andrade Espinoza
Ni siquiera en la Luna hay huecos tan enormes. Quienes sufren son los conductores de líneas como la Curva-Bajo Seco (autos de cinco puestos) y Panamericano (autobuses), quienes de manera obligatoria transitan por la calle 51 (corredor vial Cujicito-Ziruma), en sentido Sur-Norte (vía hacia la entrada al barrio El Mamón), para desplazarse hasta La Curva de Molina o a los barrios cercanos a El Mamón y otros de la zona Norte de Maracaibo.
La avenida 82 con calle 51 luce un gran hueco, abierto hace
más de seis meses por Hidrolago, para la reparación del sistema de cloacas. El caso es que el cráter no ha sido tapado y hay una pestilencia que afecta a los vecinos de Los Mangos, barrio Blanco y sus alrededores.
Los comerciantes, docentes y escolares que se desenvuelven a diario cerca de la avenida 82, respiran la hediondez de ese pozo improvisado, abierto supuestamente para mejorar la acometida de aguas servidas, pero persiste el problema, porque no se observan avances en los trabajos ni mucho menos se vislumbra a corto plazo el cierre del hueco.
La situación ocasiona trancas en las horas pico, por la considerable cantidad de vehículos que circula por ese corredor vial; quienes van hacia el Norte, a veces deben detenerse para dar paso a los vehículos que proceden del Sur (donde el paso está libre) y hasta que el último vehículo transite desde allí, no pueden pasar quienes aspiran ir a La Curva, El Mamón y otros sectores del norte marabino.
Las comunidades circunvecinas del huequito y quienes por ahí se desplazan solicitan a Hidrolago o al organismo que competa resolver con prontitud este serio prolema. Lo agradecerían.
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