Oscar Andrade Espinoza
Al negrito lo están buscando. En Maracaibo nadie sabe de él. Lo buscan por todas partes, pero ni sus luces.
Los estantes de los supermercados marabinos exhiben café de marcas ilustremente desconocidas, por cierto con el nuevo precio: el envase de 200 gramos, a cuatro bolívares y el de medio kilo, a diez.
-Petra, ¿el café Chiguará será bueno?
-Mija, no sé, pero vamos a seguir buscando, tal vez consigamos Flor de Patria u otra marca conocida.
Este diálogo abunda en la tierra del sol amada, donde los nativos de esta urbe apelan al café para "quitarse de encima el calor".
Pero debido a la toma de las torrefactoras y la estatización de éstas por parte del gobierno nacional, llega la etapa en que no sale el café Fama de América, Madrid o Flor de Patria, sino de marcas que nadie conoce.
Se comenta que los productores de café exigirán un nuevo precio, lo que producirá una rápida y adicional alza en su valor.
Otro desaparecido es el azúcar: aumentó a 2,86 bolívares el kilo y aún así no hay en los centros de expendio, a menos que uno vaya a algunos supermercados donde existe el producto, a 6,50 el kilo.
Maracaibo querido, donde se enseñorea la especulación, la escasez y la aparente inoperatividad de los organismos encargados de velar por el cumplimiento de los precios, de acuerdo con lo dictaminado por el gobierno, a través de la Gaceta Oficial.
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