OSCAR ANDRADE ESPINOZA
Un 2 de diciembre de 2002, un grupo de ciudadanos venezolanos, conformado por empresarios, sindicalistas, gerentes petroleros y políticos, entre otros sectores, se aventuró. Pudo más la desesperación que la sensatez. Después de haber fracasado las conversaciones en la Mesa de Negociación y Acuerdos, en relación con la crisis política que sobrevino desde finales de 2001, pasando por el infausto abril de 2002, crisis que se debió a un abierto rechazo al gobierno que preside Hugo Chávez (por la controversia inherente a la aplicación de un referendo consultivo, cuando lo lógico era el referendo revocatorio en la mitad del período presidencial -en agosto de 2003-), la decisión fue repetir la experiencia de los días que precedieron a la masacre de 19 parroquianos ese 11 de abril en Caracas, cuando se produjo un paro indefinido desde tres días antes.
¿Qué dejó el Paro Cívico Nacional Activo?, así llamado por el entonces presidente de la Confederación de Trabajadores de Venezuela, Carlos Ortega Carvajal.
Primero, se produjeron colas sumamente largas de conductores que esperaban equipar, en las estaciones de servicio, sus vehículos con gasolina. Cuando comenzó el paro, se impidió el desembarco de combustible en Maracaibo y otras ciudades, además de afectar severamente el suministro ante la desconfiguración de los sistemas, en las gasolineras.
Las consecuencias no se hicieron esperar; las colas iban en aumento, se llegaron a observar en carreteras como la Falcón-Zulia, que fácilmente eran integradas por mil vehículos, un aproximado de cuarenta cuadras, que metían miedo.
En segundo lugar, se perjudicó el abastecimiento de alimentos, gaseosas y cerveza. En realidad, la carencia de productos alimentarios no era tan acentuada como la de refrescos y "frías". Muchos llegaron a beber "Postobón", "Águila" o "Costeñita", en lugar de "Coca Cola", "Polar" o "Regional".
Mientras proseguía el "paro", que nunca tuvo nada de cívico, ni muchos fue "nacional" ni tampoco "activo", no había avances en las negociaciones entre el gobierno y la oposición. Más bien, se quebró la huelga, cuando se apeló a ciudadanos expertos en navegación, para acabar con el fondeo de las naves con combustible, para llevarlas a puerto y tratar de normalizar el suministro de gasolina.
En el centro del país, quien luego fue (por cuatro años) gobernador de Carabobo, el entonces comandante del Regional 2 de la Guardia Nacional, general Luis Felipe Acosta Carles, entró a las embotelladoras para sacar a la calle las cervezas y los refrescos. Se escuchó el famoso eructo que para muchos fue gracioso pero para los más fue una ridiculez. ¿Qué es de la vida del hoy exmandatario carabobeño?. Dicen que se perdió, porque al parecer se enquesó con unos recursos... de él habló Chávez en el "Aló Presidente", cuando conversó con Henri Falcón, gobernador de Lara.
Estos sucesos dieron al traste con el plan opositor de poner de rodillas a Chávez, quien tuvo la entereza de afrontar la situación y salir airoso. A finales de enero, se veía a un nervioso Ortega Carvajal decir que "el paro se nos fue de las manos"; era el fin.
El 3 de febrero de 2003, al sexagésimo tercer día del paro, éste cesó (aunque muchos comercios laboraron), en las calles venezolanas reaparecieron los camiones de las embotelladoras y cerveceras, distribuyendo los productos y devolviendo la normalidad al país.
No se logró sacar del poder al Presidente, quien además resultó vencedor en el referendo revocatorio presidencial, el 15 de agosto de 2004, ganó a Manuel Rosales la Presidencia de la República en 2006, y a pesar de no lograr la reforma constitucional en 2007, sus partidarios fulminaron a los opositores en las elecciones regionales de 2008 y se impusieron en febrero de 2009, para la enmienda de la Constitución, permitiendo la reelección continua de Hugo Chávez.
En suma, ese paro, más que lesionar la imagen del Presidente, la fortaleció y en cambio la oposición quedó como la mala de la partida. Fue una huelga inútil, dados los resultados. Y hoy se cuenta con Chávez para ir en pos de un tercer período presidencial. ¿Habrá algún valiente que se le enfrente para tratar de doblegarlo en las urnas?. Sólo Dios sabe... (Con gráfica de www.mci.gob.ve)
Las consecuencias no se hicieron esperar; las colas iban en aumento, se llegaron a observar en carreteras como la Falcón-Zulia, que fácilmente eran integradas por mil vehículos, un aproximado de cuarenta cuadras, que metían miedo.
En segundo lugar, se perjudicó el abastecimiento de alimentos, gaseosas y cerveza. En realidad, la carencia de productos alimentarios no era tan acentuada como la de refrescos y "frías". Muchos llegaron a beber "Postobón", "Águila" o "Costeñita", en lugar de "Coca Cola", "Polar" o "Regional".
Mientras proseguía el "paro", que nunca tuvo nada de cívico, ni muchos fue "nacional" ni tampoco "activo", no había avances en las negociaciones entre el gobierno y la oposición. Más bien, se quebró la huelga, cuando se apeló a ciudadanos expertos en navegación, para acabar con el fondeo de las naves con combustible, para llevarlas a puerto y tratar de normalizar el suministro de gasolina.
En el centro del país, quien luego fue (por cuatro años) gobernador de Carabobo, el entonces comandante del Regional 2 de la Guardia Nacional, general Luis Felipe Acosta Carles, entró a las embotelladoras para sacar a la calle las cervezas y los refrescos. Se escuchó el famoso eructo que para muchos fue gracioso pero para los más fue una ridiculez. ¿Qué es de la vida del hoy exmandatario carabobeño?. Dicen que se perdió, porque al parecer se enquesó con unos recursos... de él habló Chávez en el "Aló Presidente", cuando conversó con Henri Falcón, gobernador de Lara.
Estos sucesos dieron al traste con el plan opositor de poner de rodillas a Chávez, quien tuvo la entereza de afrontar la situación y salir airoso. A finales de enero, se veía a un nervioso Ortega Carvajal decir que "el paro se nos fue de las manos"; era el fin.
El 3 de febrero de 2003, al sexagésimo tercer día del paro, éste cesó (aunque muchos comercios laboraron), en las calles venezolanas reaparecieron los camiones de las embotelladoras y cerveceras, distribuyendo los productos y devolviendo la normalidad al país.
No se logró sacar del poder al Presidente, quien además resultó vencedor en el referendo revocatorio presidencial, el 15 de agosto de 2004, ganó a Manuel Rosales la Presidencia de la República en 2006, y a pesar de no lograr la reforma constitucional en 2007, sus partidarios fulminaron a los opositores en las elecciones regionales de 2008 y se impusieron en febrero de 2009, para la enmienda de la Constitución, permitiendo la reelección continua de Hugo Chávez.
En suma, ese paro, más que lesionar la imagen del Presidente, la fortaleció y en cambio la oposición quedó como la mala de la partida. Fue una huelga inútil, dados los resultados. Y hoy se cuenta con Chávez para ir en pos de un tercer período presidencial. ¿Habrá algún valiente que se le enfrente para tratar de doblegarlo en las urnas?. Sólo Dios sabe... (Con gráfica de www.mci.gob.ve)
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