OSCAR ANDRADE ESPINOZA
Caracas, Maracaibo, Barquisimeto, Puerto La Cruz, Valencia, Maracay, San Cristóbal, Valera, Punto Fijo y Mérida, por citar algunas ciudades venezolanas, cuentan con grandes centros comerciales que albergan salas cinematográficas.
Pero Cabimas, Ciudad Ojeda y Tia Juana no se pueden dar el lujo de tener en sus predios ni siquiera un pequeño centro comercial en cuyo interior haya un cine. Los habitantes de estas tres pujantes ciudades de la Costa Oriental del Lago de Maracaibo, además de los de Bachaquero o Santa Rita, también de esa subregión, deben cancelar por concepto de transporte, para viajar a la capital zuliana y entrar a los centros comerciales Doral Mall, Sambill, Centro Sur, Galerías Mall y Lago Mall, donde se encuentran las salas que exhiben las obra del séptimo arte.
Las referidas ciudades situadas en la cuna del petróleo, que tantos recursos ha dado a Venezuela, no han sido tomadas en cuenta por inversionistas, porque éstos no se han arriesgado a desembolsar dinero para la construcción de un mall en la zona, con salas de cine, para el deleite de sus habitantes, quienes también desean ver las funciones de "Avatar", "Sherlock Holmes", "Luna Nueva", "Planeta 51", "Alocada Obsesión" o "La Princesa y El Sapo", pero quienes se resignan a pagar pasaje o taxis, o a desplazarse a Maracaibo en automóvil (si lo tiene) para entrar a un cine y luego volver a la COL.
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