OSCAR ANDRADE ESPINOZA
¡Viva el Socialismo del Siglo XXI!. A las nueve de la noche, cada bombillo, cada pantalla publicitaria, cada aparato eléctrico, en los grandes centros comerciales de Caracas, Maracaibo, Valencia, Maracay, Puerto La Cruz, Barquisimeto, San Cristóbal y otras urbes venezolanas, cesará sus funciones. El gobierno revolucionario del país ubicado al Norte de América del Sur decretó un horario para esos llamados malls, de once de la mañana a nueve de la noche, en aras de contribuir con el ahorro de energía eléctrica, en un veinte por ciento.
¡Viva el Socialismo del Siglo XXI!. A las nueve de la noche, cada bombillo, cada pantalla publicitaria, cada aparato eléctrico, en los grandes centros comerciales de Caracas, Maracaibo, Valencia, Maracay, Puerto La Cruz, Barquisimeto, San Cristóbal y otras urbes venezolanas, cesará sus funciones. El gobierno revolucionario del país ubicado al Norte de América del Sur decretó un horario para esos llamados malls, de once de la mañana a nueve de la noche, en aras de contribuir con el ahorro de energía eléctrica, en un veinte por ciento.
La medida se tomó debido a la crisis de generación hidroeléctrica del sistema Guri, cuya represa ubicada en el estado Bolívar, al sur de Venezuela, está virtualmente seca, producto de la sequía, como consecuencia de la escasez de lluvias, ante el "fenómeno del niño".
El cierre temprano de los sambiles, sanignacios, marqués, Ciudad Tamanaco, La Granja, Metrópolis, Babilón, Las Trinitarias, Galerías, Lago Mall, entre otros, acabará de un tajo con las relaciones de pareja.
¿Por qué?. Al finalizar a las nueve de la noche el horario de los centros comerciales, "nacidos bajo la égida del imperialismo", diría Chávez, se acortará el tiempo para llevar al cine a la novia, al restaurante a la mujer o a la discoteca a la querida.
Cualquier mortal venezolano sale del trabajo a las seis de la tarde. Antes de programar una salida con la compañera al cine, debe ir a su casa a tomarse una ducha, cambiar de ropa, perfumarse y peinarse bien, porque para la novia sería incómodo soportar el hedor de su pareja, que la ropa esté sucia o arrugada, que él esté impresentable o despeinado; misma situación puede ocurrir con el Adán que observe a su Eva toda desaliñada, sin maquillaje, con olor desagradable y el cabello como una muñeca de trapo.
Por eso, es casi imposible, para quienes empleaban el horario nocturno para ir al cine, entrar a función de siete de la noche, que sería la última.
Las reconciliaciones entre esposos tendrán que programarse para la casita, porque a las nueve y uno de la noche, las santamarías de los malls donde están los restaurantes las bajaron. Y para bailar con la amante, habrá que llevar el equipote de sonido en el vehículo (si lo tiene) y estacionarse en un lugar tal como un estacionamiento, expuestos a que los delincuentes los roben, agredan y hasta ultimen; es que las discotecas también se encuentran dentro de los sambiles y a las nueve y uno las luces están apagadas en esos grandes centros comerciales.
Ni hablar de las conquistas. Un ser humano no pretenderá ir hediondito a cortejar a su amada ni mucho menos mal vestido, con los zapatos sucios y despeinado, porque lo rebotan, como dicen los jóvenes de ahora. Para mejorar la apariencia personal, una vez fuera del trabajo a las seis de la tarde, es insuficiente una hora para estar listo. Por eso, el cierre de los centros comerciales a las nueve deja a cualquiera desarmado para un "cuadre" con posibilidades de desayuno incluido, porque al percibir la doncella ese tufo de carretillero, ella dirá: "por aquí, que es más derecho" y huirá por la izquierda...
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