lunes, 9 de noviembre de 2009

PERRO LADRADOR NUNCA BUEN MORDEDOR

Oscar Andrade Espinoza
El común de los ciudadanos conoce la historia de Pedro, un adolescente regordete que en el liceo sometía a sus pares más pequeños, amenazándolos con darles de golpes si no le pagaban una "vacuna" o "peaje", hasta que uno de esos "enclenques" compañeros de clase sacó fortaleza y le puso un parao, con el asombro de Pedrito, quien literalmente se chorreó los pantalones, al sentir el terror en su ser, debido a que los demás compañeritos amenazados lo miraban con una cara de poema (con ira).
Lo demás es historia. Pedro jamás se volvió a meter con sus compañeros, porque demostró lo cobarde que es.
¿Habrá algún parecido de este caso con la vida real?.
Hace poco, nuestro jefe de estado manifestó en Aló Presidente que debemos prepararnos para una posible guerra, a propósito de la crisis entre Venezuela y Colombia.
¿Será verdad que nuestro país le declarará la guerra a la vecina república?. Eso es muy delicado.
Los que han leído historia, jamás deben olvidar lo que ocurrió en 1979, cuando el entonces presidente de Uganda, Idi Amín Dadá se aventuró a invadir Tanzania, vecino país que posteriormente hizo morderle el polvo, al punto que el mandatario ugandés huyó de su país.
La declaratoria de guerra a otra república entraña situaciones como: carencia total de servicios como agua, electricidad, gas, telecomunicaciones, transporte. En tiempo de guerra, no será posible tomar una ducha ni almacenar agua para los alimentos, porque sencillamente será contaminada; no habrá energía eléctrica, porque los sistemas de generación, transmisión y plantas serán objetivos de las fuerzas enemigas de nuestra república; tampoco será posible emplear la cocina, dada la falta de gas, ni podremos comunicarnos telefónicamente con nuestros seres queridos, por fallas en las comunicaciones telefónicas, de internet o celular ni tampoco podrá alguien transportarse de un sitio a otro, por falta de transporte, falta de gasolina y de carreteras...
¿Será eso lo que quiere la persona que lidera el país del norte del América del Sur?. Las guerras conocidas se han producido, en el caso de la primera guerra mundial, por la muerte, en la antigua Yugoslavia, del archiduque heredero del imperio austro-húngaro Francisco Fernando, a manos de un estudiante bosnio; duró cuatro años. En el caso de la segunda guerra mundial, el expansionismo nazi , con Adolf Hitler (Alemania) a la cabeza, motivó una confrontación en la que se vieron involucrados los países invadidos y los aliados contra los alemanes (Inglaterra, Estados Unidos, entre otros); seis años de tragedia que dejó más destrucción que otra cosa.
¿Será suficiente la aparición de un lanzacohetes del ejército venezolano en un campo guerrillero de Colombia?. ¿También es motivo de una declaratoria de guerra siete bases estadounidenses en la vecina nación?.
La tirantez binacional sólo ha dejado dificultades. La gráfica de imagenes.globovisión.com habla por ella misma: maleteros y otras personas que intentan pasar al otro lado de la frontera, aunque sea a través de escaleras, porque son franqueados por militares.
Se dificulta el comercio entre los dos países, situación que parece entrar en una etapa crítica por unas palabras de Chávez.
Pero falta saber si es capaz de cumplir con su palabra. En caso de ser cierto, que Dios nos bendiga, porque el atrevimiento del presidente venezolano puede costar caro a nuestro país; Chávez mismo lo dijo: "será la guerra de los cien años".
Es preferible que sea una bravuconada más suya. Como ese refrán que dice: "Perro ladrador nunca buen mordedor".
Una guerra no es cualquier cosa; no es un juego de béisbol ni de baloncesto ni de fútbol ni de ajedrez ni de canicas; es poco o casi nada lo que se gana y mucho lo que se pierde. Los colombianos no comen cuento, ya ellos tienen sesenta años en guerra y saben lo que es eso. Mientras que Venezuela desconoce estas artes militares, desde la guerra de Independencia (Batalla de Carabobo, 1821) y la Guerra Federal (1859-1864), vale decir, entre 188 y 145 años sin pelear.
Hay que tener cuidado con lo que se dice. Después, recoger las palabras parecerá algo como intentar tomar de nuevo el agua que se derramó del balde: sumamente difícil, y más si el agua cayó a la arena...

No hay comentarios: