Ni un minuto dura el producto en los anaqueles de los supermercados, porque está escaso.
Se rumorea que subirá a poco menos de cuatro bolívares. El azúcar sigue desaparecida.
Las amas de casa y quienes gustan de una arepa bien caliente con margarina deberán inventar otro tipo de aderezo, apelar al viejo suero, la nata o mantequilla criolla. Ni montando guardia frente a los expendios puede obtenerse un tarro mediano de margarina, que hoy día cuesta 2,80 bolívares y que se comenta podría llegar a costar 3,95.
Desde hace semanas, el producto desapareció de los supermercados; al azúcar, desde hace meses, no se le ve la cara, pese al incremento en el precio de este producto, en octubre, a 2,86 bolívares el kilo.
A los supermercados, llega la margarina y no dura un minuto en los mostradores, porque los cazadores de ofertas están vista y pendiente y una vez llega a los pasillos, se abalanzan sobre el producto y no dejan para nadie. Hasta colas más largas que las de Mercal se han llegado a formar, sólo para comprar el envase de quinientos gramos.
El azúcar no ha vuelto a aparecer desde hace más de seis meses, cuando se anunció entonces el incremento (con mucha anticipación) del precio del producto, que en junio del pasado año costaba 1,94 bolívares el kilo y no se conseguía en ninguna parte, como ahora, que vale 2,86 bolívares.
Algunos consumidores se han resignado a comprar panela rallada o entera, para mitigar la falta de azúcar y endulzar el café u otros alimentos.
Éstas son las cosas que se ven en el "socialismo", con un "control de precios" que tiene ocho años, "control" que ha tenido un comportamiento ineficaz, habida cuenta de la asignación de costos al por mayor, casi por encima del precio final, que incide en muchos sobreprecios de productos, porque quienes tienen una tienda no querrán vender a pérdida.
Esta situación es tan palpable que hasta los vendedores de tarjetas telefónicas quieren ofertarlas con el precio de un bolívar más (las de 25 las venden a 26, habrase visto).
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