OSCAR ANDRADE ESPINOZA
Los conductores de por puestos (y los particulares también) van a tener que rezarle a todos los santos para que no se tropiecen con vidrios partidos o tachuelas (chinches) que les pinchen los cauchos. Porque cada neumático cuesta hoy día un ojo de la cara.
El incremento del dólar, la dificultad de obtener divisas y el origen de los insumos para fabricar llantas, produce el alza en el precio de los cauchos.
El costo de las llantas puede oscilar entre 587 bolívares cada una, para vehículos como Ford Fiesta; 635 bolívares, si el auto es un Chevrolet Aveo o un Honda Civic; 700 si el carro es un Ford Laser; 98 bolívares más si se trata de un Ford Focus. Lo que sufren más son los adjudicatarios de un Chevrolet Epica, porque el gasto es de 1.100 bolívares por cada caucho.
Ni hablar de quienes deben cambiar el neumático liso a una camioneta pick up Mitsubishi L200, porque cada uno tiene un costo de 1.620 bolívares. Los que guían busetas y autobuses tendrán peor rato; la llantita es aún más cara.
En Venezuela deberían crear una fábrica de cauchos, con insumos fabricados en el país, sin depender del extranjero, en la búsqueda de abaratar costos. El gobierno, dado en iniciativas para no atenerse a designios de otras naciones, podría crear algo así como una fábrica bolivariana de cauchos y bajar considerablemente los costos.
Nadie en estos momentos es capaz de gastar al menos 2.348 bolívares en cuatro llantas (las menos costosas), a no ser reencauchadas.
No sería mala idea. Si hay Mercal, PDVAL, una fábrica de computadoras en Venezuela y de autos en convenio con Irán, ¿por qué no fabricar cauchos en Venezuela?.
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