Maracaibo jamás ha tenido la suerte de contar con una óptima vialidad. Quienes sufren más son los transportistas. Pregunten a los choferes de las líneas de la Curva-El Mamón, Panamericano, Los Olivos, Bajo Seco y otras. Deben eludir bocas de visita sin tapa o hundidas, como por ejemplo, una que se observa en las gráficas superiores.
Se sitúa esta boca de visita en la calle 51, en los predios del barrio Blanco, diagonal a la esquina del Rodeo (calle 83), al noroeste de Maracaibo. En la izquierda, la llamada poceta aún conservaba la tapa, a finales de octubre del año pasado, hace nueve meses. Hoy día se encuentra en deplorable estado (ver derecha). Han caído muchos vehículos y el pago puede alcanzar cifras millonarias, por daños en trenes delanteros o tripoides.
Sin embargo, las autoridades regionales se han esmerado en buscar soluciones, en procura de beneficiar a los usuarios de importantes vías. La avenida 91, situada entre los barrios Bajo Seco, La Conquista y Panamericano, ha sido recientemente asfaltada. La foto de la izquierda es de esa arteria vial, a principios de diciembre de 2008, cuando las autoridades municipales anteriores entregaron a la entonces nueva administración, dejando la capital marabina sumida en medio de la proliferación de basura y de calles con huecos, como la que muestra la gráfica, irregularidad que se debió a la rotura del colector de aguas servidas. A la derecha, la vía reparada.
Debieron transcurrir más de veinte meses, con sus días y noches. La foto de la izquierda muestra la realidad vivida por los preocupados habitantes y transportistas, a finales de mayo del presente año. Semanas atrás se sustituyeron los colectores de aguas servidas y se tapó la calle con granzón y arena. Sin embargo, se esperaba el asfaltado, pero aún no llegaba. Hasta que se logró mediante la presión del bravío pueblo la gestión correspondiente para la pavimentación de la avenida 91 (derecha).
Ahora los conductores de la ruta El Mamón aprovechan para usar la avenida 91, en lugar de la 83 por la que últimamente transitaban, porque esta última está peor que la luna, debido a la incontable cantidad de cráteres a lo largo y ancho de lo que queda de vía.
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